Cuentan que una vez un leñador entusiasta se presentó para trabajar en un aserradero. Su actitud era tan positiva y su energía tan contagiosa, que fue contratado de inmediato.
Ese primer día, motivado y con la fuerza al máximo, logró talar 18 árboles. El jefe quedó impresionado.
El segundo día, queriendo superarse, repitió el esfuerzo con más determinación... pero solo pudo talar 15 árboles. Confundido, volvió al día siguiente con más ganas todavía. Sin embargo, cada jornada era peor que la anterior.
Trabajaba más, descansaba menos… y los resultados bajaban.
Frustrado, decidió hablar con su jefe:
—No entiendo qué está pasando. Me esfuerzo cada vez más, pero rindo menos.
El jefe lo miró sereno y le preguntó:
—¿Hace cuánto que no afilas tu hacha?
El leñador, desconcertado, respondió:
—¡No tengo tiempo para afilar! Estoy demasiado ocupado talando árboles…
⏳ La productividad no es solo esfuerzo. Es estrategia.
Esta historia, simple pero poderosa, me recordó una frase que alguna vez anoté y no quiero olvidar:
“Si tuviera 6 horas para talar un árbol, dedicaría las primeras 4 a afilar el hacha.” — Atribuido a Abraham Lincoln
Y tiene todo el sentido del mundo: no se trata de trabajar más, sino de trabajar mejor.
🔹 A veces confundimos el movimiento con el progreso.
🔹 Corremos sin rumbo, desgastamos nuestra energía y nos olvidamos de lo esencial: pausar, revisar, afilar el alma, la mente y la estrategia.
🔹 Ya sea en tu negocio, tus relaciones o tu propósito… si no te das tiempo para reevaluar, priorizar y recargar, vas a terminar agotado y con poco que mostrar.
🧠 ¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
Afilar el hacha puede ser:
- Formarte.
- Detenerte a pensar.
- Cuestionarte.
- Descansar estratégicamente.
- Reconectar con tu propósito.
- Ajustar el rumbo de tu emprendimiento o tu vida personal.
📌 En Slothtik, este tipo de reflexiones nos ayudan a mantener el foco. A no perdernos en la urgencia. A recordar que cada tanto hay que bajar el ritmo… para subir de nivel.
🚀 Tu próximo paso no es más trabajo. Es más claridad.
Afilar el hacha no es perder el tiempo. Es invertir en ti para que cada golpe tenga más impacto.
Porque no viniste a este mundo a desgastarte… viniste a dejar huella.